Crónicas del Olvido
SÉPTIMO DÍA, DE ROBERT VEIGA
**Alberto Hernández**
Entonces desde el 2020 hasta casi dos años en adelante, siempre fue domingo. Siempre fue el séptimo día de la semana. El día del descanso divino, pero más el día del encono contra un enemigo que llegó y se aposentó en el cuerpo del mundo. Y así, con él, llegó la muerte. La pandemia, el COVID-19 fue ese enemigo que nos encerró, que nos hizo prisioneros. Y mientras eso ocurría, mientras la ciudadanía andaba enmascarada, muchos de los cautivos escribían y trazaban la línea entre la muerte callejera y el miedo doméstico, también amenazado por la señora muerte. Entonces, la realidad, tan dura, se tropezó con la ficción, a veces más dura, pero pasajera, toda vez que su inmortalidad no hace daño. En ese trajín se mantuvo Robert Veiga, un joven empresario, un emprendedor y profesor universitario, hijo de gallegos, amante de Caracas, su ciudad natal, también ingeniero de Producción, magíster en Administración de Empresas y Coach Ontológico, cercano a las artes escénicas, las artes plásticas, la locución y la escritura. Todo eso lo dice su microbiografía. Todo eso y más porque el hombre ha escrito este libro que recoge una gran cantidad de eventos que sucedieron durante ese séptimo día que de domingo no tuvo nada porque no permitía el sosiego que el día del Señor nos permite en tiempos normales.
Séptimo día, entonces, es un libro de relatos breves, cortos, muy cortos. Libro de microficción, de ficción breve, pero hondo, profundo, a veces muy serio, otras roza el humor, trastoca algunos perfiles y tuerce algunos ojos, pero arte para pensar, para darle vuelta al ovillo, para descalzarse frente al mar y dejar que el pasado se quede en el pasado, como la bendita pandemia.
Por supuesto, los temas varían. Desde el encierro, se abre un público íntimo. Es decir, la calle, el mundo contaminado del afuera, se hace familiar en la casa. El narrador se convierte en un pulpo temático. Mira por la ventana e imagina mientras los enmascarados cruzan el rayado, se burlan del semáforo o quedan cautivados por los ojos descubiertos de alguna chica. Nada de eso podría ser posible en un texto cuando «El día empezaba bastante más tarde de lo habitual. Ambos en la cama. Sus movimientos parecían inspirados en momias egipcias reviviendo. Cada cual a su lado…», así que la realidad, esa perversión sensorial hace que «el desamor» cobre «dos nuevas víctimas».
Total, estamos ante un libro que al leerlo sentimos que no hemos salido de la peste, que ésta sigue afuera, que ésta nos sigue, pero que ha valido la pena multiplicar los panes de la imaginación para escribirlo y dejarlo a la disposición de quienes serán capaces de imaginar, inventar y hasta soñar con cada uno de los personajes que por aquí andan.Publicado por Beira Palabra/ Taller Ediciones, en Caracas, 2020. Con ilustraciones de Carolina Galia. [Prólogo de Fedosy Santaella].
Maracay, Venezuela, 4/11/2024
Disponible en Amazon https://www.amazon.com/-/es/Robert-Veiga/dp/B08SG4W8JY